lunes, 2 de septiembre de 2013

etica laboral


TALLER 2.3

1.       Explique en qué se fundamenta el origen del trabajo humano.
2.       Enuncie los aspectos por los que el trabajo es un valor.
3.       Explique cuál es valor cristiano del trabajo
4.       Elabore un paralelo entre la vida laboral y el éxito profesional.
5.       Elabore un mapa conceptual sobre los valores de la ética laboral.
6.       Enuncie siete ideas fundamentales sobre la lectura complementaria.
7.       Elabore un collage sobre el tema
           
                                                                 desarrollo

1.FUNDAMENTANDO

Los avances tecnológicos y las exigencias de la postmodernidad, han llevado a las empresas a plantearse los siguientes interrogantes: ¿Qué clase de trabajador requiere la sociedad hoy? ¿Cuál debe ser tu perfil?.
El desempeño laboral en cualquier tipo de trabajo exige por parte del trabajador la vivencia de una Ética laboral fundamentada en principios y valores que le permitan a empresarios y trabajadores responder a los grandes retos que impone el mundo del trabajo.

2.   EL VALOR HUMANO DEL TRABAJO

El trabajo dignifica a la persona por sencillo que sea. Promueve algunos valores como:

Proporciona el sustento diario, permitiendo vivir con dignidad. El trabajo ayuda a sostener a la familia “cada cual debe poder sacar del trabajo los medios para sostener su vida y la de los tuyos” (Catecismo de la Iglesia Católica 2428

Engrandece a la persona. El trabajo obedece a una instintiva necesidad que tiene el hombre de realizar una obra y de prolongarse y manifestarse en  todo lo que hace. Mediante el trabajo modifica las cosas que le rodean, adquiere destrezas, desarrolla sus habilidades y talentos, etc.  En el trabajo el hombre realiza como persona.
                                                   

El trabajo es un bien del hombre: Es un bien de su humanidad- porque mediante el trabajo el hombre no solo transforma la naturaleza adaptándola las propias necesidades, sino que realiza a sí mismo como hombre y como mujer, es más, en un cierto sentido “se hace más hombre

3.   EL VALOR CRISTIANO DEL TRABAJO

El trabajo contiene unos valores cristianos. Entre otros, mencionamos los siguientes:

El trabajo nos hace partícipes en la obra del Creador. Desde que Dios creó al ser humano, le dejó la hermosa tarea de cuidar y perfeccionar el mundo deseado. El trabajo, por lo tanto, continúa la obra del creador, transformando y perfeccionando el mundo 

4.    LA VIDA LABORAL

La vida profesional nos ocupa una gran parte de nuestra existencia. Para algunas personas el trabajo es una obligación impuesta por la necesidad y un medio para obtener dinero con el que se pueda subvenir a sus necesidades. Sin embargo, el trabajo podría ser algo enteramente distinto.

El trabajo ha de ser la expresión creativa del ser humano. Trabajar es expresar las capacidades que hay dentro, es un medio para ir desarrollando toda la inmensa capacidad que hay en las personas

.4.1  EL ÉXITO PROFESIONAL. 

Muchas veces el trabajo se vive sólo como un instrumento para demostrar el propio valor, para conseguir un prestigio. Esto indica que la persona vive muy insatisfecha por dentro. Por lo demás, si una persona busca el prestigio a través del trabajo, se encontrará comprometida en una carrera sin final, porque siempre habrá una nueva cumbre de prestigio que escalar; y mientras tanto, la persona sentirá siempre colgada sobre sí la espada de Damocles de cualquier adversidad o dificultad que pueda dar al traste con todo lo conseguido en cuanto al prestigio.


                                LECTURAS COMPLEMENTARIAS:

SOLIDARIDAD DE LOS HOMBRES DEL TRABAJO

“Con frecuencia los hombres del trabajo pueden participar, y efectivamente participan, en la gestión y en el control de la productividad de las empresas. Por medio de asociaciones adecuadas, ellos influyen las condiciones de trabajo y de remuneración, así como en la legislación social. Pero al mismo tiempo, sistemas ideológicos o de poder, así como nuevas relaciones surgidas a distintos niveles de la convivencia humana, han dejado perdurar injusticias flagrantes o han provocado otras nuevas. A escala mundial, el desarrollo de la civilización y de las comunicaciones han hecho posible un diagnostico más completo de las condiciones de la vida y del trabajo del hombre en la tierra, y que en el siglo pasado fueron un estímulo a la unión de los hombres del trabajo para una solidaridad particular en el hombre obrero. Así ha ocurrido en los países que han llevado ya  a cabo un cierto proceso de revolución industrial; y así también en los países donde el lugar primordial de trabajo sigue estando en el cultivo de la tierra u otras ocupaciones similares”.  JUAN PABLO II; Laborem Excercens. No.8.

“Queriendo precisar mejor el significado ético del trabajo, se debe tener presente ante todo esta verdad. El trabajo es un bien del hombre –es un bien de su humanidad-,porque mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido “se hace más hombre”.

Si se prescinde de esta consideración no se puede comprender el significado de la virtud de la laboriosidad y más en concreto no se puede comprender por qué la laboriosidad debería ser una virtud: en efecto, la virtud, como actitud moral, es aquello por lo que el hombre llega a ser bueno como hombre. Este hecho no cambia para nada nuestra justa preocupación, a fin de que en el trabajo, mediante el cual la mentira es ennoblecida, el hombre mismo no sufra mengua en su propia dignidad. Es sabio además, que es posible usar de diversos modos el trabajo contra el hombre, que se puede castigar al hombre con el sistema de trabajos forzados en los campos de concentración, que se puede castigar al hombre con el sistema de trabajos forzados en los campos de concentración, que se puede castigar al hombre de trabajo.
Todo esto da testimonio a favor de la obligación moral de unir la laboriosidad como virtud con el orden social del trabajo, que permita al hombre “hacerse más hombre” en el trabajo, y no degradarse a causa del trabajo, perjudicando no sólo sus fuerzas físicas, sino, sobre todo, menoscabando su propia dignidad y subjetividad. ( JUAN PABLO II. Laborem Execercens No.9.)




                                                

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